En esta ocasión rehabilitamos una tarima de eucalipto sobre la que se produjo un reventón de una caldera industrial, lo que motivó que se derramaran cientos de litros a gran presión de agua caliente; todo un desastre en una madera nerviosa.
Los efectos son estos:
Sustituimos las piezas dañadas que fueron previamente retiradas para permitir que la tarima estuviera mejor ventilada. De todas formas tardó en tener la humedad requerida más de un año.
Como no tenemos este tamaño de tarima procedimos a retestar tablas más grandes de eucalipto. Este proceso consiste en cortarlas al tamaño requerido y hacerlas unas nuevas hembras para encajarlas en las tarimas antiguas.
Tras sustituir todas las tarimas lijamos y barnizamos con un acabado en poliuretano satinado.
Reconozco que siempre he sentido debilidad por esta madera, me parece preciosa. Espero que os guste tanto como a mi. Es una de esas cosas que merece la pena salvar.